jueves, 3 de febrero de 2011

El teatro de Valle-Inclán


Ramón María del Valle-Inclán


Ramón María del Valle-Inclán es el creador de una nueva fórmula teatral que recibe el nombre de esperpento.

El esperpento consiste en la deformación caricaturesca de la realidad para poner de relieve lo absurdo y miserable de la existencia. Los procedimientos que emplea Valle para lograr el esperpento son:
  • La recreación de ambientes violentos y desagradables.
  • La animalización y cosificación de los personajes.
La manifestación más lograda del esperpento es Luces de bohemia. En esta obra, Valle realiza una crítica feroz de la realidad política y social de la España de la época. Este tratamiento del tema de España permite incardinar al autor con la generación del 98.

El teatro de Valle.Inclán se divide en cinco períodos:
  1. Ciclo modernista. A él pertenecen obras como El Marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908).
  2. Ciclo mítico. Partiendo de su Galicia natal, Valle-lnclán crea un mundo mítico e intemporal. La irracionalidad, la violencia, la lujuria, la avaricia y la muerte rigen los destinos de los protagonistas. Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).
  3. Ciclo de la farsa. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920). Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento.
  4. Ciclo esperpéntico. Está formado por Luces de bohemia (1920 y 1924) y el volumen titulado Martes de Carnaval (1930). El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas.
  5. Ciclo final. En esta última etapa Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados y guiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.

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